Todo empezó en 1895, cuando España perdió poder de administración sobre las colonias americanas. Durante el reinado de España por parte de Isabel II se diseñó una nueva política para tener mejor administración sobre las colonias americanas, llamada "política de prestigio" con intervenciones militares por todo el mundo. Sin embargo, esta nueva política no llegó a funcionar.
El movimiento independentista de las colonias de Cuba y Filipinas en contra del dominio español se vio incrementado por la intervención americana, que llevó a una guerra entre España y Estados Unidos (1895-1898) y que acabó en rápido desastre, ya que el armamento de cada bando era muy diferente, los españoles con barcos de madera y los norteamericanos con barcos de hierro y acorazados.
La pérdida de esta guerra produjo una gran crisis española a principios de nuevo siglo a causa de la caída de la restauración, lo que produjo también la división del país en restauradores y regeneracionistas.
El movimiento independentista de las colonias de Cuba y Filipinas en contra del dominio español se vio incrementado por la intervención americana, que llevó a una guerra entre España y Estados Unidos (1895-1898) y que acabó en rápido desastre, ya que el armamento de cada bando era muy diferente, los españoles con barcos de madera y los norteamericanos con barcos de hierro y acorazados.
La pérdida de esta guerra produjo una gran crisis española a principios de nuevo siglo a causa de la caída de la restauración, lo que produjo también la división del país en restauradores y regeneracionistas.
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